Entre tanto el Niño iba creciendo, y fortaleciéndose lleno de sabiduría: y la gracia de Dios estaba con él, a medida
que Jesús desarrollaba la sabiduría que su divino padre le trasmitía ayudaba a la vez a José, su padre terrenal, en labores propias de un aprendiz en el taller de carpintería que este tenia
para poder mantenerse él y su familia. María solía hacerles compañia mientras éstos trabajaban, haciendo las las labores de una mujer.