El emperador de Roma César Augusto, había promulgado una ley que abligaba a todos los habitantes a empadronarse, cada
uno el la ciudad de sus antepasados, María y José descendientes de David, partieron hacia Belén y para pasar la noche llamaron a una posada para pedir alojamiento y el posadero les respondió:
<<Todo esta completo. Marchaos de aquí>>.